jueves, 26 de mayo de 2016

EL CENTRO MUNICIPAL INTEGRADO DEL LLANO CONTINÚA LA PROGRAMACIÓN DEL PRIMER SEMESTRE DE 2016 DE SU FORO DE FILOSOFÍA POPULAR (31 DE MAYO) CON UNA REFLEXIÓN, GUIADA POR IZIDRO MONTEIRO CAMALA (AFRICANOS ASOCIADOS DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS), SOBRE LA FILOSOFÍA ANTE LAS NUEVAS (Y MÁS VIOLENTAS) FORMAS DE COLONIALISMO EN ÁFRICA (DEL INTERESADO FRACASO DE LA DESCOLONIZACIÓN FORMAL AQUÍ Y AHORA)

 El Centro Municipal Integrado de El Llano (c/ Río de Oro, 37- Gijón) desarrollará el Martes, 31 de Mayo del 2016, a las 19’30 horas,  la sesión mensual del Foro Filosófico Popular “Pensando aquí y ahora” para continuar su programación del Primer Semestre de 2016 abordando el tema «La Filosofía ante las nuevas (y más violentas) formas de colonialismo en África: Del interesado fracaso de la descolonización formal aquí y ahora»... La sesión se plantea como reflexión general y concreta que  parte de tantos hechos que ponen de manifiesto que África es, aquí y ahora, la manifestación más clara de la insoportablemente injusta distribución de la riqueza en el planeta basada en actos históricos de salvaje dominio colonial sobre recursos naturales y humanos que se prolongan hoy, tras los procesos de descolonización formal, en un neocolonialismo económico desnudo y áspero, que, ejercido desde los fríos consejos de administración de grandes empresas transnacionales, se ahorra incluso el viejo paternalismo político de las metrópolis… 
¿Cuáles son los reflejos de esta situación?: la inmensa mayoría de la población africana (habitante de esos países “económicamente subdesarrollados y desarrollantes” del viejo colonialismo, el Sur del Sur) sufre la amenaza de enfermedades infecciosas (que frecuentemente adquieren proporciones de epidemia) sin la posibilidad de paliarlas  con medicamentos fácilmente accesibles para la minoría privilegiada del mundo rico (el llamado Norte o, más propiamente, los países “económicamente desarrollados y subdesarrollantes”); la inmensa mayoría de la población africana se ve envuelta en guerras y revueltas postcoloniales que, desde las ufanas y viejas metrópolis colonizadoras europeas, se califican, eludiendo toda responsabilidad en el asunto (y extendiendo un manto de silencio mediático en cuanto los conflictos se equistan), de “tribales”; la inmensa mayoría de la población africana ve los recursos naturales que siempre han posibilitado su supervivencia (mediante la agricultura, la pesca, la caza, o la minería,...) diezmados por la explotación del neocolonialismo económico (hasta el punto, por ejemplo, de situar la extracción del coltán, indispensable para todos nuestros soportes tecnológicos de comunicación, en un territorio sumido en un conflicto de guerrillas diversas al servicio de las multinacionales tecnológicas y fuera del control del gobierno de la República Democrática del Congo, a la que pertenece) o inmovilizados por las políticas proteccionistas del Norte; la inmensa mayoría de la población africana sufre la opresión y la represión de gobiernos corruptos que actúan como más o menos dóciles testaferros de las viejas (o nuevas, como China) potencias coloniales, creando el caldo de cultivo de frustraciones personales y colectivas capaces de derivar (sobre todo cuando son manipuladas por concretos intereses de dominio) repliegues identitarios con frecuencia atávicos (con prácticas más o menos fundamentalistas que pueden llevar a la violencia terrorista); la inmensa mayoría de la población africana malvive (y malmuere prematuramente) en Estados malogrados, fruto del abandono vergonzante y vergonzoso de los viejos colonizadores que nos obliga a plantearnos una cuestión clave: ¿puede una Humanidad que quiera ser digna de tal nombre convivir con una situación en la que cualquier ser humano, si tiene la dudosa fortuna de nacer en África (un paraíso natural en tantos sentidos), ve sus expectativas de vida vinculadas al sufrimiento y la muerte temprana, víctima del paludismo, la tuberculosis o el SIDA, de una “guerra salvaje”, de corruptelas y arbitrariedades institucionales, o de la carencia de estructuras básicas de salud pública (desde el agua potable y el saneamiento a los medicamentos más elementales)?...  Esa condena a una vida breve y pródiga en penurias se ve acrecentada por la codicia de los grandes poderes económicos transnacionales prestos al expolio de recursos naturales (desde el oro y los diamantes al moderno coltán, pasando por el petróleo, el gas, los fosfatos o las patentes sobre el patrimonio genético vegetal y animal o cualquier otro producto mercantilizable), y por las necesidades demográficas de mano de obra joven fuerte y barata de las sociedades económicamente desarrolladas (incluyendo también especialistas –médicos, por ejemplo- formados a costa de los propios Estados africanos)... África, en fin, la gran reserva natural y humana del planeta, origen de la propia especie, se ve así doblemente miserabilizada en el postcolonialismo, al sumar a los siglos de sometimiento colonial la privación ominosa de sus riquezas naturales y de sus mejores manos y cerebros (que ya ni siquiera se tienen que someter a la prueba del mercado de esclavos, pues su propio logro de la supervivencia hasta poder llegar al “mundo rico” y asentarse en él es la mejor garantía de sus capacidades).
¿Cómo podemos (como pueden las instituciones internacionales, los países poderosos, etc.) aceptar la inercia de esta “condena sin causa” que pesa sobre los más a costa de la ufana opulencia de los menos?... ¿Cómo puede tolerarse, por ejemplo, que los intereses económicos de las multinacionales farmacéuticas apuesten en serio por la investigación sólo con respecto a aquellas enfermedades que se extienden al “mundo rico” (incluyendo, sobre todo, las que se derivan, como proyección psicosomática, de la propia “violencia estructural del sistema capitalista de explotación y consumo”), preteriendo cualquier esfuerzo en la lucha contra las enfermedades erradicadas de los contextos socioeconómicos desarrollados (como la tuberculosis o la malaria)?... ¿Cómo pueden supuestos “líderes espirituales” invocar principios supramundanos para sostener la negativa a medidas profilácticas elementales en la lucha contra alguna de esas enfermedades?...  
¿Cómo, en suma, seguir impasibles ante el sacrificio de un continente en una continua y violenta explotación de recursos que acabamos por disfrutar nosotros (como el coltán de nuestros móviles o nuestros ordenadores) a un precio tan bajo en lo económico como alto en sangre, en lo político, en lo moral...?. Y es que África se torna, ante nuestros ojos, en una especie de “continente suburbial” (una especie de Soweto dejado de la mano de las instituciones públicas locales y globales) en al que los países (viejos y nuevos) ricos y las grandes corporaciones transnacionales sólo acuden para extraer esos recursos con el menor coste posible, aplicando, ante los conflictivos hechos apuntados, la simple política de “mirar para otro lado”...
Pero todo este cuestionamiento, evidentemente, no puede conformarse con su forma de lánguida queja; debe proyectarse en el análisis crítico de los grandes discursos del “pragmatismo bienintencionado”, como los ocho Objetivos del Milenio auspiciados por Naciones Unidas (y relegados por la dichosa crisis), y la evolución de las políticas y prácticas derivadas, para tratar de pergeñar las líneas de fuerza (ideas, políticas, acciones colectivas y comportamientos individuales) más coherentes con la integración de África en una verdadera ciudadanía planetaria. Porque no podemos aceptar, como parte de la Humanidad, que, mediante tanto expolio, se aísle y niegue el futuro a todo un continente.
Todo ello será introducido, en sus aspectos conceptuales y problemáticos básicos, por el propio coordinador del Foro, José Ignacio Fernández del Castro y se contará, en esta ocasión, para su desarrollo con la presencia del punto de vista africano transmitido, como ponente invitado, por Izidro MONTEIRO CAMALA, de Africanos Asociados del Principado de Asturias, residente en Avilés y originario de Guinea Bissau, un país en el que, en medio de la confusión y la silente indiferencia de la diplomacia y los medios de comunicación occidentales (incluyendo los de la vieja metrópoli portuguesa), el ejército provocaría, en medio de la precariedad social sobrevenida tras un trienio, 2006-2008, de crecimiento económico, un golpe de Estado (iniciado en la noche del 12 al 13 de Abril de 2012 con el arresto del Presidente Malam Bacai Sanhá) para derrocar al Primer Ministro Carlos Domingos Gomes Júnior, Cadongo, (del Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde) con el oscuro telón de fondo de la lucha por el control de la droga en uno de los principales puntos de entrada hacia Europa…  Tras un mes con el país bajo control del General Mayor Mamadu Ture Kuruma, Manuel Serifo Nhamadjo sería nombrado Presidente en funciones, hasta las elecciones que proclamarían (el 23 de Junio de 2014) Presidente a José Mário Vaz (del PAIGC) que fue cambiando el Primer Ministro en funciones Rui Duarte de Barros en vertiginosa sucesión por Domingos Simões Pereira y Baciro Djá, hasta que, tras acusaciones y corruptelas, fuera nombrado, el 17 de septiembre de 2015, Carlos Correia con la impuesta misión de incorporar el país a un drástico y doloroso proceso económico de ajuste estructural.

Como siempre, se facilitará a las personas participantes un dossier,elaborado por el propio coordinador del Foro, con documentación sobre el tema abordado, incluyendo el guión de la sesión, recomendaciones bibliográficas y cinematográficas, artículos e informaciones de interés, chistes, etc..  Tras las intervenciones (e, incluso, durante las mismas) habrá un debate general entre todas las personas presentes (recordamos que, en relación con este Foro se ha proyectado ya, el miércoles, 20 de Abril, en el Cine-Forum “Imágenes para pensar”, la película Barakat!, 2006, de Djamila SAHRAOUI. La sesión, celebrada en relación con el Día de África (25 de Mayo),  tendrá lugar en el Aula 3 (Segunda Planta), con asistencia libre.