lunes, 21 de marzo de 2016

EL CENTRO MUNICIPAL INTEGRADO DEL LLANO CONTINÚA LA PROGRAMACIÓN DEL PRIMER SEMESTRE DE 2016 DE SU FORO DE FILOSOFÍA POPULAR (22 DE MARZO) CON UNA REFLEXIÓN SOBRE LA FILOSOFÍA ANTE LAS MISTIFICACIONES DEL DISCURSO DE LO FEMENINO AQUÍ Y AHORA (SOBRE LA MUJER COMO ESENCIA Y COMO EXISTENCIA), PARA LA QUE CONTARÁ CON NIEVES FERNÁNDEZ GONZÁLEZ

El Centro Municipal Integrado de El Llano (c/ Río de Oro, 37- Gijón) desarrollará el Martes, 22 de Marzo del 2016, a las 19’30 horas,  la sesión mensual del Foro Filosófico Popular “Pensando aquí y ahora” para abrir su programación del Primer Semestre de 2016 abordando el tema «La Filosofía ante la mistificación del discurso de “lo femenino” aquí y ahora: Sobre la mujer como esencia y como existencia»... La sesión se plantea como reflexión general y concreta que, partiendo de las derivas de la sociedad patriarcal (con sus mecanismos específicos de opresión/sumisión y los instrumentos de legitimación inherentes tanto en el plano del conocimiento teórico –v.gr., el psicoanálisis- como en el de la práctica social –v.gr., el hipócrita mantenimiento de la discriminación salarial-), analice fenómenos que siguen siendo demasiado evidentes e imponen cosmovisiones perversas y prácticas de violencia (real –violencia de género en todas sus manifestaciones- y simbólica –asentada sobre las grandes industrias de producción cultural-) para, en último extremo, seguir volcando el ámbito de lo doméstico (con valores que van de la ternura a la abnegación, presididas siempre por la “sumisión al macho”, al que se debe satisfacer) sobre mujeres (y otros colectivos “vulnerabilizados” como infantes y personas ancianas, que sólo merecerán consideración social en cuanto sean capaces de realizar actos de consumo significativos en distintos tipos de mercado), manteniendo unas vergonzantes formas de precarización selectiva femenina en el ámbito de lo laboral…. Y todo ello pese al hecho incuestionable de que el movimiento feminista (acaso de modo sólo comparable con el ecologista) ha sido, sin duda, el que mayores logros ha conseguido en materia de incidencia política en los países económicamente desarrollados con democracias burguesas… El impulso dado a la igualdad formal (legal) de género en la última mitad del siglo XX ha sido impresionante (pensemos que hoy hace tan sólo 85 años del reconocimiento del voto femenino en España, el doble aún así que en países tan “desarrollados” como Suiza), y no hay ya partido político con aspiraciones parlamentarias reales que no incluya en sus estructura y programas referencias de algún tipo a la “promoción de la mujer”… Y, sin embargo, un patriarcado material de fondo sigue provocando sangrantes desigualdades entre hombres y mujeres (desde las salariales o de ejercicio del poder hasta las de atención a las tareas domésticas o a las generaciones anteriores y posteriores –en general, a las tareas de cuidado, poco o nada remuneradas y con reconocimiento social débil e hipócrita-). Así que, en el imaginario social represtntado, por ejemplo, en nuestras pantallas los viejos modelos patriarcales de, pongamos por caso, el Rhett Butler (incorporado por Carl Gable ante la Scarlett O’Hara interpretada por Viven Legh) de Lo que el viento se llevó (Victor Fleming, George Cukor, Sam Wood, 1939 –sobre la novela de Margaret Mitchell de 1937-) aparenta una evolución “liberalizadora” que podríamos simbolizar en la Anastasia Steele (interpretada por Dakota Johnson, dispuesta a someterse en el cuarto rojo a la magia dominadora y caprichosa del Christian Grey interpretado por Jamie Dornan) de 50 sombras de Grey (Sam Taylor-Johnson, 2015 –con novela de E.L. Dames, 2011-)… Poco hay de nuevo en esta historia; recordemos como en los años setenta del pasado siglo el refinamiento del imaginario patriarcal respondía al impulso de alegre libertad femenina (en el marco de una revolución sexual básicamente femenina y juvenil de la que autores como Wilhelm Reich ya venían hablando desde 1936), presente en movimientos contraculturales (v.gr., el hippie) y políticos (v.gr., Mayo del 68) con nuevos arquetipos de la racionalización para un “androcentrismo voluntariamente aceptado” como  el del Mario incorporado Alain Cuny para aleccionar a Emmanuelle/Silvia Kristel en Emmanuelle (Just Jaeckin, 1974 –novela de Emmanuelle Arsan, 1959-), o el del Rene interpretado por Udo Kier para “ilustrar” a O/Corinne Cléry en Historia de O (Just Jaeckin, 1975 –novela de Dominique Aury como Pauline Réage, 1954-). 
Ahora, en los tiempos de la universalización neoliberal y la precarización de la vida, Christian Grey le dice a Anastasia Steele (y al mundo) “¡Sé libre!: ¡emancípate de las cadenas de las conquistas sexuales!”, del mismo modo que un gurú neocon gritaba desde una tribuna a las masas “¡Sed libres!: ¡emancipaos de las cadenas de las conquistas sociales!” en un chiste de El Roto. Perversión simbólica, en fin, nada inocente ni, por supuesto, liberadora, que trata de reintroducir la naturalización de la desigualdad de género, perdida ya la batalla en el campo epistemollógico/ontológico, por la vía del deseo y la voluntad en una mistificación del discurso de lo femenino que pide a las mujeres que, ante la imposibilidad ya de fundamentar científicamente su inferioridad y tendencia a la sumisión, lo hagan por la vía pascaliana de demostración subjetiva de la existencia de Dios, como una apuesta para vivir mejor, con mayor tranquilidad y en armonía con su propio deseo.
Pero, ¿tiene algo que ver todo eso con el sentir y decir de las mujeres concretas y diversas?, ¿es toda fémina que no se muestre bien dispuesta a la sumisión gozosa y voluntaria alguien que inevitablementesiente y dice como varón, o sea, que participa de buena gana en el discurso y las prácticas de una suerte (o desgracia) de patriarcado transgenérico?.
Es imposible aceptarlo, y, por ello, lo verdaderamente necesario (y urgente) es una política genérica (compartida por mujeres y hombres) de “compensación de las desigualdades injustas”, capaz de reconstruir la sociedad y sus instituciones desde una perspectiva de mayor equidad social y más auténtica libertad sexual más basada en el encuentro de deseos que en el dominio de voluntades…  ¿Puede admitirse, en fin, que, so pretexto de la libertad sin barreras, se promocione el dominio sexual de las voluntades como ámbito natural de expresión del deseo?... ¿Es, en algún sentido, compatible dicha concepción del “discurso de lo femenino” con el impulso material hacia la igualdad social entre los géneros aquí y ahora?.
Tal vez sea urgente reconducir la mirada postmoderna de ese “todo vale”legitimador de los procesos de dominio/sumisión intergenéricos para dirigirla a los procesos dialécticos que median entre los suelos pringosos y los techos acristalados, porque ahí viven la inmensa mayoría de las mujeres del planeta (y de los hombres, claro), esas mujeres concretas y diversas, en lucha cotidiana contra tantas cadenas reales y simbólicas que les impiden despegar.
El discurso de la “mistificación voluntarista de lo femenino”, como adecuación del viejo patriarcado a una versión extendida y diversificada en "imaginarios colectivos del género" para tiempos de globalización de la precariedad vital y la opresión de lo común, legitima, pues, lo que hay y apuesta por una falsificación de la historia y del presente desdibujando, tras el denso humo del "dominio masculino", cualquier posible aprovechamiento de la igualdad formal para avanzar en la lucha material contra la feminización de fenómenos sociales tan incuestionables como el aumento de la pobreza y la desigualdad socioeconómica (por vías como el paro, la precarización laboral, el trabajo no cualificado, el empleo asistencial, la discriminación salarial, ...).

¿Cómo combatir esto?... ¿Son suficientes o útiles medidas como la discriminación positiva o las políticas de cuotas para deslegitimar los imaginarios de dominio/sumisión patriarcales?. ¿Cómo dar pasos hacia una política genérica (compartida por mujeres y hombres) que genere una sociedad y unas instituciones capaces de crear las condiciones de posibilidad de un desarrollo personal completo y satisfactorio para todo ser humano en el que todo tipo de relaciones intergenéricas se basen en un principio den encuentro de los deseos en un plano de igualdad?. Porque esa, a fin de cuentas, será la clave de una verdadera revolución ciudadana de los deseos y sus manifestaciones, más allá de voluntarismos y opesiones en el ser de la mujer (y del hombre)… Una revolución que será con las mujeres concretas y diversas, realmente existentes, o no será.

Este planteamiento, que en sus marcos conceptuales básicos será presentado por el coordinador del Foro Filosófico (José Ignacio Fernández del Castro), abrirá paso a las aportaciones de la ponente invitada, Nieves Fernández González (Profesora del Departamento de Filosofía y exdirectora del IES “El Piles” de Gijón, cofundadora y expresidenta de la Tertulia Feminista “Les Comadres”, que está especialmente preocupada por la hermenéutica feminista y la coeducación, como se puede apreciar en artículos (en revistas especializadas como Círculo Hermenéutico) y libros como Unidades Coeducativos, 2003, del que es coautora, o Sobre discípulas, estudiantes y damiselas. Lo que algunos filósofos filosofaron, 2011)…  Como siempre, se facilitará a las personas participantes documentación sobre el tema abordado (incluyendo el guión de la sesión, recomendaciones bibliográficas y cinematográficas, e informaciones de interés), en un dossier elaborado por el coordinador del Foro. Tras las intervenciones e, incluso, durante las mismas, habrá un debate general entre todas las personas presentes (recordamos que, como preparación para este Foro, que se celebra en relación con el Día Internacional de la Mujer -8 de Marzo-, se ha proyectado ya, el miércoles, 16 de Marzo, en el Cine-Forum “Imágenes para pensar”, la película La vida perra de Juanita Narboni, 2005, de Farida Benlyazid). La sesión tendrá lugar en el Aula 3 (Segunda Planta), con asistencia libre.