«El Despertar fue duro, como siempre. El más definitivo de los desencantos. Era toda una lucha sólo lograr inspirar el aire suficiente como para borrar la pesadilla de la sensación de asfixia.»
(Octavia Estelle BUTLER; Pasadena, California, Estados unidos, 22 de junio de 1947 –
Lake Forest Park, Washington, 24 de febrero de 2006. Inicio de Amanecer, 1987.)
Acostumbrados a oír mensajes sobre el deterioro de la naturaleza, hartos de imágenes que nos muestran el mal representado (tan “oportuno” y manipulado que parece distante, irreal), llenos de sumisión y apatía, apenas reaccionamos ante los signos que auguran tanto ocaso...
Pero llegará el día, casi lo podemos tocar ya, en el que cada despertar será una lucha para buscar el aire que barra la imposición de la asfixia... Y de nada valdrá ya el presente desencanto individualista y paralizante.
Porque defender el aire, como todo lo que es común, público, exige hoy (y exigirá mañana) la acción colectiva que nos sacuda tanta sumisión apática, tanto desencanto 
inapetente, para gritar que son otros los males de este mundo, que se provocan desde los ufanos despachos del poder y no desde la tenue agitación antisistema... Y, sobre todo, gritando y haciendo, intentar evitarlos.
inapetente, para gritar que son otros los males de este mundo, que se provocan desde los ufanos despachos del poder y no desde la tenue agitación antisistema... Y, sobre todo, gritando y haciendo, intentar evitarlos.