lunes, 30 de julio de 2012

Pensamiento del Día, 30-7-2012


«Soplaba el saxofón para los amigos y, mientras tanto, pensaba en la felicidad.»
 

 (Manuel VICENT; Vilavella, Castellón, España, 10 de marzo de 1936. , 1987 

–Premio Nadal 1986-.)

Aquí y ahora la vida tiene mal arreglo... La inmensa mayoría de la gente malvive entre la precariedad y el abismo. Quienes tenemos un poco más de fortuna nos vemos acechados por el miedo a perderla, a que alguien destroce definitivamente nuestro menguado bienestar. Sólo unos pocos, los ganadores de todos los tiempos y situaciones, siguen sacando tajada del momento y riéndose de este estado de malestar.
Por eso lo mejor (lo único) es fomentar las buenas relaciones entre iguales, el libre intercambio de saberes, ingenios y talentos, para crear un nuevo entramado solidario en lo cercano, más allá del poder de los mercados (incluido el de la “solidaridad comercial y oficial”)... Sólo desde él se podrá renovar el aliento de lucha colectiva frente al oprobio globalizado minimizando instrumentalizaciones torticeras. Y, de paso, intentar, lejos de privatizaciones y espectáculos, intuir la felicidad posible.
Nacho Fernández del Castro, 30 de Julio de 2012

domingo, 29 de julio de 2012

Pensamiento del Día, 29-7-2012





«Cuando Lilith Iyapo despertó ya no estaba en la Tierra. Porque la Tierra estaba muerta, y Lilith, temía, estaba viva. Pero los terrores que atormentaban su pasado no eran nada comparados con el futuro que sus salvadores alienígenas habían elegido para ella. Los oankali, comerciantes genéticos que manipulaban el ADN, como el hombre que había moldeado en sus tiempos el metal, exigían su precio por el rescate de la humanidad. Y su precio era la única herencia que la especie humana tenía por ofrecer: ¡los oankali querían a cambio la propia humanidad!.
Planeaban engendrar con los humanos. Y no había forma alguna de detenerles...»
(Octavia Estelle BUTLER; Pasadena, California, Estados Unidos, 22 de junio de 1947 – 
Lake Forest Park, Washington, 24 de febrero de 2006. Dawn –Amanecer-, 1987 
–primera novela de la trilogía Lilith's Brood: Xenogenesis-.)
Son de otra especie... No responden a los patrones habituales del comportamiento humano... No se conmueven ante la miseria y el dolor de sus supuestos congéneres... No se alteran ante las maniobras especulativas de los mercados financieros... Su pasión estética está más atenta a una stock option que a una sinfonía romántica, un poema expresionista o el retrato de una madonna del Renacimiento...
Los hombres de negro de la troika, cancerberos y máxima expresión del espíritu neoliberal (“socialización de las pérdidas, privatización de las ganancias”), son, en último extremo, el síntoma del fin de la humanidad (no sólo el de su Historia, como evolución del conflicto ideológico, según el pensamiento de Francis Fukuyama)... Son, en suma, el arquetipo del primer ser posthumano, un híbrido alienígena que intenta demostrar que la vieja Tierra, tal y como aún la conocemos, hábitat natural, está también muerta, pues su única realidad (su única posibilidad de permanecer en su ser) es como recurso económico y viene dada por su valor de mercado (tal y como muestra, por ejemplo, el anteproyecto de Ley de Costas del actual gobierno popular español). O que los viejos terrícolas debemos ir acostumbrándonos a dejar de considerarnos sujetos de derechos  por nuestra mera condición humana, para pasar a ser simples perceptores de los servicios que podamos pagarnos (que serán, claro está, los que puedan suponer un negocio para otros).
Tiste, sí... Sobre todo injusto e insolidario (claro, para eso la primacía del principio del egoísmo es casi la única permanencia del liberalismo original).
 Sólo nos queda la esperanza de que, al menos, esa nueva especie de seres posthumanos no se pueda cruzar con la humana. Así quizás algún día se les pueda detener.
Nacho Fernández del Castro, 29 de Julio de 2012

sábado, 28 de julio de 2012

Pensamiento del Día, 28-7-2012


«Tumbarse en una cama, o más bien un catre con un colchón, por primera vez en varías semanas te hacía sentirte bien, demasiado bien. Cuando no estás acostumbrado a ello, el confort puede resultar incómodo.»
 (James, Jim, Myers THOMPSON; Anadarko, Oklahoma, Estados Unidos, 27 de septiembre de 1906 - Huntington Beach, California, 7 de abril de 1977. South of Heaven –Al Sur del Paraíso-, 1967
 -1987 para la edición en castellano-.)
Será eso... El confort del llamado Estado del Bienestar, poco acostumbrados como estábamos y con la imprudencia del “nuevo rico”, acabó por resultarnos incómodo. Y ahora lo pagamos.
Pero no... Si así hubiese sido, el sentir ahora como se va difuminando el incipiente bienestar de nuestro Estado, el ver las amenazas que se ciernen sobre la sanidad o la educación públicas, el observar la confusión de pensionistas con míseros ingresos al tener que pagar por las medicinas que los mantienen relativamente vivos (con total falta de confianza en la futura devolución de los excesos en sus aportaciones al sistema nacional de salud), el saber de numerosas personas dependientes o familias sin ingreso alguno a la espera desesperada de alguna ayuda pública o de alguna forma de salario social, debiera habernos devuelto la comodidad perdida, habernos “devuelto a nuestra salsa”.
Y no ha sido así... No lo ha sido porque todo eso no son, no fueron nunca, dádivas caritativas de la beneficencia pública o privada, sino derechos conquistados, con sangre, sudor y lágrimas, a la esencia de un sistema de producción y distribución de bienes y servicios centrado en la exaltación del egoísmo.
Y cuando ese sistema, el capitalismo, entra en la profunda crisis derivada de la mundialización económica y la extensión de la ingeniería financiera, lejos de “reformularse” como cantaban las idealistas salmodias de Zapatero o Sarcozy, va extendiendo su impulso depredador a las migajas del pastel, intentando adueñarse de todo lo público susceptible de ser convertido en negocio y buscando en lo común la compensación  de sus errores de cálculo y desmanes.
Mal catre y peor colchón para nuestros mejores sueños.
Nacho Fernández del Castro, 28 de Julio de 2012

viernes, 27 de julio de 2012

Pensamiento del Día, 27-7-2012


«...En Carne siempre se está de luto: unos —los más chicos— porque tienen que quedarse, y otros —los mayores— porque tienen que marchar; los profesores, porque el luto es respetable; y sus esposas, porque la respetabilidad nadie la paga. Ahora que el semestre de Pascua estaba a punto de terminar, la niebla pegajosa y lóbrega, más firma que nunca, ondeaba en las grises torres de Carne como un sudario.»
 (David John Moore Cornwell, conocido por su pseudónimo literario John le CARRÉ;   
Poole, Dorset, Inglaterra, 19 de octubre de 1931. Fragmento rememorando el espíritu de la elitista Carne School londinense en el “Capítulo I: Velas negras” de A Murder of Quality -Asesinato de calidad-, 1962.)
Llevamos camino de que la vieja Europa entera se convierta en uno de esos arcanos y anquilosados colegios británicos (como la Carne School londinense que le Carré nos presenta) en los que el elitismo trasnochado y absurdo acaba por convertirse en luto... Luto de la juventud por tener que recuperar el nomadismo (ahora laboral) para sobrevivir, luto de los mayores por ver languidecer y diluirse derechos y servicios públicos por los que lucharon hasta considerarlos un logro irreversible, luto de quienes acaban de llegar desde mundos más precarios e inhóspitos por tener que enfrentarse a la exclusión y la amenaza del desairado retorno, luto de una casta política que ha perdido toda autonomía en la toma de decisiones porque el luto (como el esfuerzo o el sacrificio comunes) queda bien en sus discursos vacíos, luto de quienes siempre han perdido a lo largo de la historia porque ese “quedar bien” lo acabarán pagando ellos una vez más...
En fin, sólo quienes han sabido situarse en ese marco transnacional que, bajo eufemismos globalizadores, se constituye en el club de los nuevos amos del mundo, se sienten verdaderamente más allá de cualquier realidad o apariencia luctuosa... Realmente pueden permitírselo. Porque siempre ganan y, cuando decidan retirarse del ejercicio de su omnímodo poder, aún recibirán jugosas compensaciones y prebendas.
Nacho Fernández del Castro, 27 de Julio de 2012

jueves, 26 de julio de 2012

Pensamiento del Día, 26-7-2012


«Hoy en día ya no se puede preguntar a una persona a quién vota 
ni, en un país católico, cuál es su religión. Las preguntas sobre las 
preferencias sexuales son indiscretas y de cocina suele hablarse 
preferentemente durante las comidas, por lo que, quizá, la única 
pregunta reveladora de tu personalidad que aún se te puede 
formular es si lees o no y, en caso afirmativo, cuáles son tus gustos.»
 
 (Donna LEON; New Jersey, Estados Unidos, 28 de septiembre de 1942. Reflexión del comisario Guido Brunetti en La chica de sus sueños, 2008.)
Resultan hoy imprudentes muchas preguntas que ayer eran triviales o convenientes, una mera muestra de interés en el contacto personal o, incluso, por parte de quien era interrogado, la ocasión para realizar una ufana declaración de identidad voluntaria.
Hoy, con frecuencia, en pleno descrédito de la política y la religión, cuyos “oficiantes” transitan en caída libre por los puestos más bajos de todos los índices de valoración social, el voto, la militancia o las afinidades ideológicas de cada cual se tornan en secreto casi vergonzante, mientras la fe, las creencias o las prácticas litúrgicas de las que alguien participa se consideran un dato íntimo cuya revelación constituye casi un detalle de mal gusto.
Otras adscripciones más “naturales”, como los gustos sexuales y culinarios (tan relacionados en muchas tradiciones), se reservan, por su parte y como tema de conversación, al ámbito de lo reivindicativo (desde la necesidad del reconocimiento social o la denuncia de discriminaciones) o el engolamiento estético (dando primacía al hacer del artesano como espectáculo frente al placer del comensal)...
En fin, ¿de qué puede hablar uno, aquí y ahora, con alguien que acaba de conocer en un acto social cualquiera o con quien acaba de coincidir, sin previo conocimiento, en la barra de cualquier bar?... Cuando el tiempo atmosférico no da razón al comentario y la falta de  confianza desaconseja el tópico “¿cómo va la cosa?” (cuya prohibición explícita, por otra parte, comienza a aparecer en muchas cafeterías y tugurios variopintos), sólo cabe recurrir a una cuestión clave en este mundo virtualizado: la condición lectora.
Y es que el hecho de leer o no, hoy, y las características, en su caso, de los géneros, páginas y plumas preferidas definen más, y con menor rubor, a una persona que cualquiera de sus otras identidades (más o menos voluntarias, más o menos naturales)... Y, además (lo cual no es menguada ventaja), es un indicador más fino de posibles incompatibilidades personales, por lo que tiende a transformar rápidamente toda discrepancia manifiesta en un corte del contacto.
Nacho Fernández del Castro, 26 de Julio de 2012

miércoles, 25 de julio de 2012

Pensamiento del Día, 25-7-2012


«Así, el horizonte moral de la dignidad humana marca las bases en la ética pública para construir en condiciones de igualdad cauces sociales que permitan alcanzar a cada uno su propia dignidad. Es el camino de nuestro desarrollo que va de la dignidad como proyecto a la dignidad como realización moral. A lo largo de la historia moderna nuestros valores han expresado los cauces sociales para el progreso de la dignidad como ética pública. Son la libertad, la igualdad, la solidaridad y la seguridad.»
 
(Gregorio PECES-BARBA MARTÍNEZ; Madrid, 13 de enero de 1938 - Oviedo, 24 de julio de 2012.  
Artículo “De la miseria del hombre a la dignidad humana” en  
Anales de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, 84, 2007.)
A veces, por encima de algunas vacuidades idealistas más propias de la buena voluntad que de las buenas razones, se configura la dignidad públicamente reconocible de un ser humano... Dignidad evidente en la capacidad de diálogo con quien discrepa, en el ánimo constructivo para levantar una sociedad tolerante, en el aliento autocrítico.
Dignidad que busca la renovación de los viejos ideales republicanos de la libertad, la igualdad y la fraternidad como horizonte moral o condición de posibilidad de una vida digna en el aquí y el ahora, aunque para ello se ceda a la “tentación hobbesiana” de situar la seguridad a su mismo nivel, aunque para ello se renuncie al análisis del origen material y los usos ideológicos e instrumentales de dichos ideales, aunque para ello se sobrevuele con frecuencia la inmoralidad de la situación inmediata.
Pero la dignidad personal, más allá del estiramiento y la apariencia, puede resultar, pese a todo, evidente... Ese era el caso de Gregorio Peces-Barba. Y su ejemplo de dignidad personal ya no está entre nosotros.
Cuando más falta nos hacen esos ejemplos.
Nacho Fernández del Castro, 25 de Julio de 2012

martes, 24 de julio de 2012

Pensamiento del Día, 24-7-2012


«Tal vez sería más exacto decir que las viejas damas indignas no debieran confesarse, ni explicarse, ni justificarse, ni dar testimonio ni dejar memoria de nada. Sin embargo, aquí estoy yo, empezando mi tercer libro de memorias. Seguramente no he alcanzado todavía el grado de insumisión suficiente para sentirme liberada de un tipo de compromisos contraídos mediante tramposas coacciones, ni para ingresar, como a veces me gustaría, en la cofradía de viejas damas indignas.»
 
 (Esther TUSQUETS GUILLÉN; Barcelona, 30 de agosto de 1936 - 23 de julio de 2012. Inicio del “Capítulo I: Las viejas damas indignas no se confiesan” de Confesiones de una vieja dama indigna, 2009.)
Las viejas damas indignas, ahora también indignadas, gozosamente insumisas y liberadas de los compromisos y convenciones impuestos coactivamente por una sociedad absurda, no necesitan justificarse porque su misma presencia es un grito de vida real en estos tiempos virtuales, una prueba inequívoca de que otros mundos (y otros modos de vivirlos) son posibles.
Más allá de contradictorias confesiones, explicaciones oscuras, confusos testimonios o memorias sesgadas, la maravillosa fuerza vital de estas viejas damas indignas demuestra que la dignidad está socialmente sobrevalorada... Porque la dignidad parece atribuirse a los banqueros que nos roban, a la casta política que legitima esa estafa y nos obliga a pagar los platos rotos (y los sanos, con la opípara comida para todos ellos), a las togas que desahucian y condenan a quien se rebela frente al oprobio globalizado, a las porras que machacan desaforadamente cualquier brote resistente...
Así que hay que estar con la indignidad y la indignación de las viejas damas, algunas de cuyas más socarronas y lúcidas palabras acabamos de poder oír en la Semana Negra gijonesa... Por desgracia, una más de entre ellas, la que logró poner a nuestro alcance algunas de las mejores historias escritas en el mundo de la segunda mitad del pasado siglo, acaba de desaparecer.
Es, pues, nuestra obligación asumir la parte alícuota de la inmensa condición de vieja dama indigna que deja vacante... El mundo y quienes aman la buena lectura nos lo agradecerán.
Nacho Fernández del Castro, 24 de Julio de 2012

lunes, 23 de julio de 2012

Pensamiento del Día, 23-7-2012


«El texto de La cantante calva o del manual para aprender inglés (o ruso o portugués), compuesto de expresiones hechas, de los clisés más gastados, me revelaba, por eso mismo, los automatismos del lenguaje, del comportamiento de la gente, "el hablar para no decir nada", el hablar porque no hay nada personal que decir, una ausencia de vida interior, la mecánica de lo cotidiano, el hombre inmerso en su medio social sin diferenciarse de él. Los Smith, los Martin no saben ya hablar porque ya no saben pensar, no saben ya pensar porque ya no saben conmoverse, ya no tienen pasiones, no saben ya ser, pueden "transformarse" en cualquier persona, en cualquier cosa, pues al no ser ya no son sino los otros, el mundo de lo impersonal, son intercambiables: se puede poner a Martin en lugar de Smith y viceversa, que no nos daremos cuenta. El personaje trágico no cambia, no se quiebra; es él, es real. Los personajes cómicos son personas que no existen.»
 
 (Eugène IONESCO; Slatina, Rumania, 26 de noviembre de 1909 — París, Francia, 28 de marzo de 1994.  
Notes et contre-notesNotas y contranotas-, 1962.)
Hace cincuenta años Ionesco ya reflexionaba sobre los efectos que en la ciudadanía de a pie tenía el modelo de desarrollo basado en la explotación y el consumo propio de las sociedades contemporáneas, democráticas y económicamente desarrolladas en virtud del progreso tecnológico...  En realidad la cosa venía de antes, del periodo de entreguerras y la postguerra animada por Mr. Marshall (Ionesco había escrito La cantante calva justo en mitad del pasado siglo).
El lenguaje, cada vez más sometido a tópicos y lugares comunes, a expresiones automatizadas y giros formularios, aparecía ante sus ojos como el gran síntoma de unos comportamientos sometidos al “automatismo de lo cotidiano”...  La continua necesidad de hablar para no decir nada indica que, en realidad, no hay nada que decir entre unos seres vaciados de sí mismos, enajenados de lo que son, convertidos en “unidades de explotación y consumo” homologables e intercambiables... Gentes, pues, sin verdadera dimensión ética ni política, que pueden bascular entre el sumiso cumplimiento de las normas y leyes de cada tiempo y lugar, y el ciego (léase fanático) seguimiento de cualquier credo moral.
Cuando la capacidad racional para emocionarse y conmoverse languidece, el mundo puede tornarse cómico por absurdo, pero es un trasunto virtual de la nada, una mera apariencia... Una apariencia trágica en la mirada de quienes aún son capaces de sentir la injusticia y rebelarse, de permanecer en su ser.
Algo no muy diferente del aquí y del ahora... Y que explica muchas cosas.
Nacho Fernández del Castro, 23 de Julio de 2012

domingo, 22 de julio de 2012

Pensamiento del Día, 22-7-2012


«Los verdaderos productores de alimentos —las abrumadoras 
mayorías rurales del Tercer Mundo— están siendo progresivamente 
privados del control de lo que producirán y de las cosechas 
resultantes. Las imitaciones del modelo occidental de alta 
tecnología y la continua subordinación a sistemas alimentarios 
externos no son fenómenos que consigan eliminar el hambre... 
Sólo lo harán aumentar. Las preguntas relevantes en la 
“problemática del hambre” serían entonces: “¿Quién controla los 
excedentes?”. “¿Quién tiene el poder para decidir que constituye 
el excedente obtenido a costa de los hambrientos y desnutridos?”.»
 
 (Susan Vance Akers, conocida como Susan GEORGE; Akron, Ohio, Estados Unidos, 29 de junio de 1934, ciudadana francesa desde 1994. Enferma anda la Tierra, 1987.)
La pérdida del sentido común de lo cercano, del producir para el consumo de quienes nos rodean, ha derivado en lo que muchos llaman progreso para una pequeña parte de la humanidad (las clases medias y altas de los países económicamente desarrollados y subdesarrollantes del llamado Norte, y las pequeñas élites de los países económicamente subdesarrollados y desarrollantes del llamado Sur), mientras la inmensa mayoría del planeta (unas clases bajas del Primer Mundo progresivamente sometidas a una precarización vital hasta convertirlas en un creciente cuarto mundo, y la abrumadora mayoría de las poblaciones rurales y urbanas del Tercer Mundo) languidece en medio del hambre y la miseria.
La gran trampa de la transferencia tecnológica, que en principio podría haber sido liberadora con respecto a las penalidades de los trabajos tradicionales, es el sometimiento a un sistema de continuas intermediaciones y artefactos financieros capaces de convertir dicha “aportación” en una deuda eterna... Deuda que implica, ante todo y sobre todo, la enajenación del propio trabajo mediante la renuncia explícita a cualquier control sobre los resultados del mismo por parte de los productores directos. El paso del control de la producción agrícola y ganadera de buena parte del mundo económicamente subdesarrollado a manos de las grandes transnacionales alimentarias ha supuestos no sólo un incremento del hambre en el planeta, sino, sobre todo, la renuncia por parte de estos países (y, consiguientemente, de sus poblaciones dedicadas a la agricultura y ganadería) a decidir qué son y qué se hace con los excedentes alimentarios. O, lo que es casi lo mismo, cuánta hambre y desnutrición se puede generar en el mundo manteniendo la producción que garantice los excedentes que permitan la “regulación de los precios de los alimentos” por la gran industria transnacional. No es éste un fenómeno nuevo: bien lo sabe, por ejemplo, Costa de Marfil, la “Suiza africana del postcolonialismo” de la que tan orgullosa se mostraba la metrópoli francesa, con su economía nacional hundida ya en la segunda mitad de los años ochenta del pasado siglo por los precios impuestos por las grandes multinacionales del café y del cacao.
¿Estamos dispuestos a aceptar que todo esto, la cesión del control sobre los excedentes y la fijación misma de lo que son excedentes, pase también, aquí y ahora, con unos servicios sociales básicos contemplados como mero negocio?.
Nacho Fernández del Castro, 22 de Julio de 2012

sábado, 21 de julio de 2012

Pensamiento del Día, 21-7-2012


«Y recuerdo que mientras subía la escalera oí la voz del sepulturero junto a la puerta que me decía:
-Todo el mundo piensa en lo que puede haber bajo tierra, pero allí no hay nada.
-Entonces ¿dónde hay algo? –le pregunté.
-Alrededor, mirando alrededor. Ahí es donde se ven las cosas más hermosas.»

 

 (Ermanno CAVAZZONI; Reggio nell'Emilia, Emilia-Romaña, Italia, 1947. El inspector Savini en 
 Il poema dei lunatici –El poema de los lunáticos-, 1987.)
La preocupación por la muerte, ya lo decía Epicuro de Samos, es perfectamente inútil... Mientras estamos vivos, la muerte no existe; cuando estemos muertos, ya será demasiado tarde para preocuparse.
El dolor, eso es lo que nos debe preocupar... Y también, claro está, el placer. Maximizar éste, minimizar aquel.
O sea, que bajo la tierra de los cementerios o en los hornos crematorios no hay secreto alguno que deba ser develado... Sólo gusanos y cenizas.
Todo lo que merece la pena conocer, por hermoso u horrible, está a nuestro alrededor... Ahí están las verdaderas fuentes de nuestros dolores y placeres, lo que, en suma, debe ocuparnos y preocuparnos.
Hay que procurar fomentar las situaciones y emociones, frecuentar los paisajes y paisanajes capaces de regalarnos placer... Y, acaso aún con más empeño, hay que evitar los estados y altercados, huir de los rincones y bribones capaces de imponernos dolor.
Pero, ¿cómo puede uno huir, aquí y ahora, de quienes, para colmo y actuando como esos ancestros o mentores un poco sádicos que decían “pegarnos por nuestro propio bien”, presumen de representarnos mientras nos exigen todo tipo de sacrificios, merman todos nuestros derechos o machacan cualquiera de nuestras mínimas rebeldías “para que podamos salir adelante”?.
Nacho Fernández del Castro, 21 de Julio de 2012

viernes, 20 de julio de 2012

Pensamiento del Día, 20-7-2012


«Había una vez un perro que no sabía ladrar. No ladraba, no maullaba, no mugía, no relinchaba, no sabía decir nada. Era un perrillo solitario, a saber cómo había caído en una región sin perros. Por él no se habría dado cuenta de que le faltara algo. Los otros eran los que se lo hacían notar. Le decían:
—¿Pero tú no ladras?
—No sé... soy forastero...
—Vaya una contestación. ¿No sabes que los perros ladran?
—¿Para qué?
—Ladran porque son perros. Ladran a los vagabundos de paso, a los gatos despectivos, a la luna llena. Ladran cuando están contentos, cuando están nerviosos, cuando están enfadados. Generalmente de día, pero también de noche.
—No digo que no, pero yo...
—Pero tú ¿ qué? Tu eres un fenómeno, oye lo que te digo: un día de estos saldrás en el periódico.»
 (Gloria FUERTES; Madrid, España, 28 de julio de 1917 – 27 de noviembre de 1998.  
Inicio del cuento que da título al libro El perro que no sabía ladrar, 1987.)
En éste mundo parece que cada cual tiene asignada una voz y debe hablar con ella siempre y en cada ocasión... No hay lugar para la sorpresa.
Los perros ladran, los gatos maúllan, las vacas mugen, los caballos relinchan y los tertulianos hablan vehementemente de lo divino y lo humano.
O sea que quien guarda silencio, por prudencia o extrañamiento, por no ofender o por sentir la molesta sensación de “ser un bicho raro”, sólo logrará el aplauso del poder, que interpretará inmediatamente su callada por respuesta de conformidad con sus mandatos, y la más o menos explícita censura de sus congéneres, que le reprocharán su incapacidad para sostener siquiera intrascendentes conversaciones en un ascensor o banales controversias en la barra de un café o el banco de un parque.
Y, lo confieso, pese a mi más que probable tendencia al exceso verbal y mis inclinaciones de opinador impenitente, cada día son más las situaciones en las que, por exceso (pretenciosidad) o defecto (trivialidad), encuentro las palabras tan forzadas que me quedo sin voz, sin saber que decir, sin acertar con una voz a mi alcance...
Pero parece que esas palabras, forzadas o no, sí son consideradas socialmente forzosas... Así que quien no acierta con ellas queda realmente como un bicho raro.
Ya sé que, probablemente, esto a nadie le interese, pero ¿será que estoy condenado a sentirme extraño, forastero en cualquier tierra?.
Nacho Fernández del Castro, 20 de Julio de 2012

jueves, 19 de julio de 2012

Pensamiento del Día, 19-7-2012


«Jarles saltó sobre el banco y levantó las manos para reclamar atención.
- ¡Fieles de Megatheopolis!.
Con ello detuvo un inicio de desbandada de pánico. Todos los ojos se volvieron hacia él con estupor. Aún no comprendían lo que había ocurrido. Pero cuando un sacerdote hablaba, todos escuchaban.
- Os han enseñado que la ignorancia es buena. ¡Yo os digo que es mala!.
Os han enseñado que no hay que pensar. ¡Yo os digo que es correcto hacerlo!.
Os han enseñado que vuestro destino es penar noche y día hasta romperos la espalda de fatiga y hasta que las manos se os llenen de ampollas y callos. ¡Yo os digo que el destino de todos los hombres es perseguir tiempos mejores!.
Habéis dejado que los sacerdotes dirijan vuestras vidas. ¡Yo os digo que tenéis que dirigirlas vosotros mismos!.
Creéis que los sacerdotes tienen poderes sobrenaturales. ¡Yo os digo que los poderes que poseen están al alcance de todos!.
Creéis que los sacerdotes son elegidos para servir al Gran Dios y transmitir sus órdenes. Pero, si hay algún Dios en alguna parte, cada uno de vosotros lo conoce, en el fondo de vuestro ignorante corazón, mucho mejor que el más poderoso de los arciprestes.
Os han enseñado que el Gran Dios domina el universo, el cielo y la tierra. ¡Yo os digo que el Gran Dios es una simple invención, un fraude!.»
16 Fritz Leiber Jr 1965-1966 in The Equinox_ Journey Into the ...
 (Fritz Reuter LEIBER Jr.; Chicago, Estados Unidos, 24 de diciembre de 1910 – En el retorno tras la Convención de  Ciencia Ficción de Toronto, Canadá, 5 de septiembre de 1992. Gather, Darkness 
-¡Hágase la oscuridad!-, 1950 -1987 para la edición en castellano-.)
En la ciudad global del espectáculo la vida se torna fraude... Llenos de dioses vanos (teológicos o monetarios) y temores a poderes supramundanos (transmitidos por alguna revelación o teoría conspiranoide), aceptamos la pésima representación de una democracia que no lo es, convencidos de que los problemas de todos necesitan soluciones de expertos ante los cuales sólo podemos asumir nuestra condición de “benditos ignorantes”, porque, al fin y al cabo, nos han convencido de que pensar por uno mismo es muy malo.
Y así estamos dispuestos a aceptar, como un destino fatal, nuestro dolor y sacrificio para honor y beneficio de unos pocos, estamos dispuestos a asumir sumisamente continuos recortes de derechos y posibilidades de vida, estamos dispuestos incluso a asistir impasibles a la represión de cualquier queja...
Aceptamos mansamente las vejaciones simbólicas y reales ejercidas por el poder, como las padecidas por esas mujeres de mineros obligadas por la “seguridad” a bajarse los pantalones antes de acceder a la tribuna de invitados del Congreso de los Diputados (¿alguien se cree que eso responde al “protocolo de seguridad habitual” por el que tienen que pasar todos los invitados a dicha tribuna?) o como las sufridas por todo el pueblo al ver el propio “templo de la democracia” rodeado de un cordón policial que impide cualquier acercamiento... ¿A quién representan realmente quienes no pueden permitir que la ciudadanía se les acerque, “por motivos de seguridad”?.
En fin, si realmente queremos tiempos mejores para cada ser humano parece que no podemos seguir dejando el asunto en manos de esa casta política, nueva jerarquía sacerdotal asentada sobre mitos y ritos, sino buscar cauces para que nuestra responsabilidad colectiva sobre el mundo se manifieste en una toma de decisiones verdaderamente participativa y comunitaria.
Es hora de sacudirse el miedo y ponerse a ello.
Nacho Fernández del Castro, 19 de Julio de 2012